sábado, 1 de diciembre de 2007

En el baúl de los recuerdos...

Nota de la autora (Dalthea): Estos dibujos son también unos de los más antiguos que tengo. Los hice cuando yo tenía unos 12 años y en la televisión emitían la serie de "Los Caballeros del Zodiaco". Por entonces, la fiebre de dibujar al estilo manga me había alcanzado a mí también. ¿Quién de entre vostros, que haya visto esa famosa serie de dibujos animados, no ha intentado dibujar alguna vez al caballero del Dragón, al del Cisne, al del Feniz, al del Pegaso o a la mismísima Atenea?.

Pues yo no iba a ser menos, así que aquí tenéis uno de los dibujos que guardé. Aunque dibujé a casi todos ellos, sólo Atenea ha perdurado en mi "Baúl de los recuerdos".






Desde luego, no hace falta que yo diga que no es una obra de arte. Ahora, cuando lo veo, me trae muchos recuerdos de mi infancia: las meriendas delante de la tele, los deberes del instituto, esas tardes patinando por el pasillo de mi casa... y mi madre detrás riñéndome porque le arañaba el suelo con las ruedas; Las insidiosas matemáticas, las clases particulares de inglés... etc.

Y también, cómo no, las innumerables tardes leyendo "El Señor de los Anillos", "Dragonlance", "Reinos Olvidados", "Darkover"...

Hablando de la Saga Dragonlance, ¿a qué no sabéis cómo me imaginaba a Raistlin, el mago, a los 12 años?. Un día me atreví a plasmarlo en el papel, al mismo estilo manga en el que dibujé a Atenea y esto fue lo que me salió. Reconozco que se me olvidó ponerle los ojos como relojes de arena. Aún así, lo colgé de la pared de mi habitación unos cuantos meses. Me encantaba. :)))







Y para finalizar, os cuelgo aquí un dibujo que he encontrado, y que hice posterior a estos. Quizás sobre los 16-18 años. No guardo muchos recuerdos de cuándo lo dibujé, o de quién era la modelo en la que me inspiré. Supongo que no era de mis preferidos. Aviso, que no es manga.






Y esto es todo por el momento... ;-))











Poesías Escaneadas

Nota de la autora (Dalthea): Estas tres poesías que escribí ,también hace algunos años, han aparecido entre mis archivos (no informáticos). Para no quitarles el encanto de cada formato de letra, he preferido que las leáis tal y como las tengo yo. Así que he escaneado los originales.

Espero que os gusten. ;-))


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LA CIUDAD DORMIDA




MUNDOS PARALELOS



DESEO





El Círculo del Poder - Capítulo 12 (último)






EL CIRCULO DEL PODER


Capítulo 12 - El Desenlace







Había pasado ya una semana. Ulquier estaba tumbado en un sillón de la gran sala del fuerte de Rinos. Ariana y Egolas le hacían compañía. Mantenían una conversación rutinaria y despreocupada. Todos deseaban aliviar un poco la tensión que había hecho presa en ellos durante los días anteriores.

La puerta de la sala se abrió entonces y entró por ella el maestro Travis seguido por Liriel.

Se acercaron a ellos y tomaron asiento también en los sillones.

- Maestro.- Dijo Ariana.- Me alegro de veros de muevo. Habéis pasado muchas horas en vuestra habitación.

- Es cierto, pupila.- Dijo Travis.- Pero he estado muy ocupado.

- ¿Habéis resuelto ya el código de los mensajes ? - Le preguntó ella impaciente.

Travis se echó hacia delante en su asiento.

- Pues sí, Ariana. Creo que ya puedo explicaros lo que dicen realmente. - dijo el maestro desplegando delante de ellos llas anotaciones en las que estaban dibujadas aquellos extraños signos -.Al principio me resultó bastante complicado, sin embargo, una vez convencido de que cada símbolo correspondía a una letra y aplicando la lógica, la solución se me fue haciendo más clara.

El primer mensaje que me dio Liriel era tan breve que resultaba imposible descifrarlo. Era este mismo que ahora os expongo.



La única conclusión que me permitió sacar era que el símbolo debía de ser por semejanza el equivalente a la letra O de nuestro vocabulario.

El siguiente mensaje que encontramos en uno de los libros de Nereida era el siguiente:




Como podéis apreciar volvemos a encontrar el mismo símbolo en estas dos divisiones que yo he calificado como palabras. En estas, el símbolo o viene seguido por el símbolo . Deduje que se trataba de la letra S, pues en nuestro idioma detrás de las vocales suele emplearse esta para formar el plural. Tenemos entonces dos palabras en plural.

También pensé que los símbolos más repetidos debían ser posiblemente vocales. Estos eran por lo que podéis ver y . Las vocales que más se usan en cualquier palabra son la A y la E indiscutiblemente. Pero aún no sabía cuál era cual.

La parte más difícil vino cuando tenía que identificar los otros símbolos ya que las letras T,N,B,R,D,L y P suelen aparecer con la misma frecuencia unas y otras el combinarlas hasta encontrar una palabra con sentido sería interminable.

Pasé entonces al último mensaje que tenemos:


.

Había en él un detalle que me ayudó inestimablemente. Se trataba de nuevo del símbolo . Me di cuenta de que aparecía en solitario dos veces. Debía corresponder sin duda a la letra A que precedía a dos palabras más. Además también hacían su aparición nuevos símbolos que parecían complicar mi labor.

Me fijé entonces en la segunda palabra de tres letras. Si el símbolo era la A, entonces por descarte el símbolo debía de ser la E. Lo que hacía que las cosas nos quedaran así :

A _E _ A


Me costó mucho trabajo averiguar eso dos símbolos restantes. Tenía varias palabras que podían encajar pero no tenían sentido entre ambas vocales, lo que me llevó a una única posibilidad. Se trata del verbo VER. Tenía sentido esta parte : A VER A. El símbolo que aparecía en los anteriores mensajes ya tenía sustitución por la letra R, quedando la segunda palabra del segundo mensaje como sigue :


_RE _ARAOS


Por lógica, el símbolo correspondía a la letra P.



PREPARAOS


Una palabra inquietante, ¿verdad ?. Encaja bastante bien con una amenaza y con la posibilidad de que estos sean los causantes de que Kelmor y Nereida huyeran. Pero no adelantemos acontecimientos. Dejémoslos para más tarde. Sigamos con los nuestro.

La primera palabra del mismo mensaje nos quedaría también así :

RE_E_ADOS

¿ Qué podía significar tratándose el mensaje de una amenaza ?. Le di muchas vueltas a los posibles significados que podría tener esta palabra. Pensad. ¿ En qué se convertiría una persona si huyera de algo o de alguien ?. En un TRAIDOR o en un RENEGADO. Ahí tenemos nuestro primera palabra : RENEGADO, por supuesto.

Luego el segundo mensaje quedaría al completo de esta manera :

PREPARAOS RENEGADOS

Parece el principio de una frase completa. Recordé entonces lo que había dicho Ariana por casualidad cuando encontramos el tercer garabato; que podía tratarse de la continuación de este que acabamos de descifrar. Uniendo ambas anotaciones ya descifradas tendríamos :


PREPARAOS RENEGADOS A VER A


No supe al principio qué significado podía tener la última palabra. Volví mi atención al primer mensaje de todos. Al que trajo Liriel. Medio traducido tenía este aspecto :


_E _AN EN _ON _RADO


Sin dudarlo identifiqué la segunda palabra como HAN, tenía mis dudas con respecto a esta otra TAN, pero gracias a Kiril la lógica me ayudó una vez más.

La primera palabra podía ser LE, ME, TE y alguna que otra más, pero teniendo en cuenta que la segunda era HAN sólo las dos últimas encajaban. Suponiendo que el mensaje estaría escrito en primera persona por el que mandaba la carta me quedé definitivamente con lo siguiente :


ME HAN EN_ON_RADO


No quedaba mucho por resolver. Estaba ya muy claro que la frase era : ME HAN ENCONTRADO.

¡Era un dato impresionante !. Kelmor no parecía ser el único que huía. Mantenía correspondencia con alguien que también lo hacía. Por algún motivo Kelmor al recibir ese mensaje salió tal vez en busca del misterioso remitente.

¿ Qué nos quedaba pues ?. Tres mensajes que eran en realidad dos, y escritos en diferente época. Los encontrados en el libro decían unidos:

RENEGADOS PREPARAOS A VER A


Comprendí entonces su significado. Cuando se amenaza a alguien de muerte casi siempre se nombra la palabra DIOS , en este caso se usó su nombre divino KIRIL. Luego tenemos :


RENEGADOS PREPARAOS A VER A KIRIL.


Una amenaza de lo más aterradora. Ahora me explico que se ocultaran y que ni si quiera me escribiera a mí. Era demasiado peligroso para ellos.

Eso es todo lo que he podido averiguar a través de estas anotaciones. No os puedo decir nada más.

Los compañeros habían estado escuchando con suma atención las explicaciones de Travis y ahora que habían terminado no acertaban a decir palabra. Esto revelaba un pasado de Kelmor y Nereida desconocidos por todos.

Liriel fue la primera en hablar.

- Si eso es cierto y mi padre ha ido en busca esa persona que le escribió el mensaje, puede estar ahora mismo en peligro.- Dijo asustada.

- No os preocupéis, Liriel.- Le dijo Travis.- Estad tranquila. Kelmor está bien.

- ¿ Cómo lo sabéis ?.

- Espero a vuestro padre aquí dentro de unos momentos.

- ¡Pero qué estáis diciendo !.- Liriel se había levantado de un salto del sillón al oír aquello.

- Eso mismo. - Insitió él.- Le he escribí ayer tarde y le he pedido que venga. Debe de estar al llegar.

Ariana negó con la cabeza.

- Creí que habíais dicho que escribirle podía entrañar peligro para él y para liriel.- Le recordó al maestro.- Además, ¿por qué tendría que venir por que vos se lo pidierais ?. Si hubiera querido hacerlo, lo hubiera hecho antes por su propia voluntad.

- Ahora es distinto.- Travis parecía muy convencido de lo que decía.- Creo que le redactado un mensaje que no le dejará ninguna otra opción.

- No os comprendo.- Dijo Liriel aún sorprendida.

- Ahora lo sabremos todo.- Dijo Travis levantándose también del sillón.- Aquí viene Jumar.

Ulquier que había permanecido en silencio todo ese tiempo recibió al escudero.

- ¿ Qué ocurre Jumar ?.

- Señor, un hombre está ante nuestras puertas. Pide permiso para entrar.

A Liriel se le secó la garganta. ¿ Era posible que su padre hubiera venido hasta aquí ?.

- Hacedlo pasar a la sala, Jumar.- Le ordenó después de mirar a Travis. Este ultimo asintió con un gesto de cabeza.

El escudero se retiró tras una breve inclinación.

Travis también tenía una expresión tensa. Iba a ver a Kelmor después de veinte años.

Minutos después entraba Jumar acompañado por un hombre alto y ancho de hombros, de ojos negros penetrantes y caminar inseguro.

Cuando vio a los presentes se dio cuenta de que algo no funcionaba bien. Al instante reconoció a Travis allí de pie, mirándole. Liriel estaba a su lado.¿ Qué estaba ocurriendo allí ?. Habían más personas en la gran habitación pero no estaba la que él había esperado ver.

- Tomad asiento Kelmor, o debo decir Boreas.- Era Travis quien había hablado.

El hombre los miró a todos de hito en hito y luego miró a su hija con expresión sobresaltada.

- No os preocupéis.- Volvió a intervenir el maestro de paladines adivinando lo que pensaba el hombre.- Lo sabe todo.

La postura de Kelmor se tambaleó sacudida por un repentino acceso de vértigo. Sus rodillas se doblaron y calló al suelo cubriéndose el rostro con las manos.

Liriel corrió hacia él.

- ¡Padre !.- Ella lo rodeó con los brazos y ambos permanecieron en esa postura varios minutos.

- Perdóname, hija. Perdóname.

El hombre no acertaba a decir otra cosa y Liriel llorando de emoción no dejaba de acunarlo entre sus brazos.

- Perdóname, liriel. Nunca he querido hacerte daño.- Decía él.

Ariana sintió que sus ojos también se humedecían. Era algo terrible ver a un hombre aparentemente tan enérgico doblado por el dolor.

La voz de Egolas interrumpió la dramática escena.

- Levantaos del suelo, señor.- Dijo mientras se dirigía hacia ellos e intentaba incorporar al hombre con la ayuda de Liriel.- Venid. Sentaos con nosotros.

Kelmor soltó un profundo gemido , se dejó caer en un sofá y hundió de nuevo la cabeza entre las manos. Permaneció sin hablar por unos cinco minutos, al cabo de los cuales volvió a levantar la cabeza , y dijo con desaliento mirando a Travis:

- No se cómo me habéis engañado. Yo vine aquí en respuesta a una carta de una persona a la que no veo aquí. Os hablo como sabréis de Calisto de Yavish.

Travis negó con la cabeza.

- No conozco a esa persona. ¿ Debería ?.

- Dadas las circunstancias por supuesto.- Dijo Kelmor.

- ¿ Y quién ese hombre ?.- Preguntó Travis.

- Calisto de Yavish es el verdadero padre del príncipe de Yavish, Saryon Bane.

Los compañeros se miraron unos a otros con sorpresa. Nunca hubieran pensado que el príncipe Saryon fuera hijo ilegítimo del rey de Yavish.

- ¿ Manteníais correspondencia con él ?.- Quiso saber Travis.

- Desde hace años. Pero entonces, si ni siquiera conocíais a este hombre, ¿quién me escribió la carta ?.

Travis lo miró con gravedad.

- La escribí yo para obligaros a venir aquí.

- ¿ Qué la escribisteis vos ?. Eso es imposible. Fuera del Círculo., no hay nadie que conozca el secreto del código que empleamos para comunicarnos.

- ¿ Qué significado tiene ese sello circular con las guadañas opuestas?.

- Es la insignia del círculo.- Explicó el hombre. Y preguntó a continuación. - ¿Cómo conseguisteis descifrar el código ?.

- Fue muy complicado, a decir verdad, pero gracias al mensaje que trajo Liriel y a otros símbolos dibujados en un libro de Nereida, me fue posible completar un abecedario.- Dijo Travis.- Creo que ya va siendo hora de que nos proporcionéis el resto de la información. Hacedlo por vuestra hija al menos. Ella tiene más derecho que todos nosotros a saber la verdad.

Kelmor se encogió de hombros.

- Tenéis razón. Creo que merecéis, todos, una explicación.

Travis se arrellanó en sillón dispuesto a escuchar la historia de labios de su antiguo compañero. Liriel, que se había sentado al lado de su padre, lo cogió de la mano para darle fuerzas.

Kelmor se aclaró la garganta con un carraspeo y comenzó a hablar :

- Yo nací en Oranda, al igual que Nereida. Soy hijo de Valentín Amunia, que fue el fundador del Círculo del Poder - como lo nombramos -. Crecí siendo uno de sus miembros más por ser hijo suyo, que por compartir las convicciones de aquellos hombres que habían caído también bajo las redes de esta hermandad.

Conocí a Nereida cuando yo tenía la edad de mi hija Liriel. Ella era la hija de una de los recién iniciados por entonces. En seguida nos enamoramos y aunque no tenía nada más que mi fuerza y mi energía para ofrecerle ella me aceptó en matrimonio. Mientras tanto Nereida se fue convirtiendo progresivamente en una de las sacerdotisas más veneradas de la época. Su padre, al enterarse de nuestro romance se opuso a que nos casáramos. Nos fugamos a Permand.

Al principio la fortuna fue propicia con nosotros. Conocimos buenos tiempos. Fue entonces cuando conocimos a Travis, el mejor amigo que jamás tuvimos. Quiso el destino que Nereida conociera entonces a Calisto de Yavish en uno de nuestro muchos viajes. Calisto pertenecía también a la hermandad. Según nos contó otros miembros de la orden habían ascendido al poder y mi padre había quedado relegado a mero consejero. Calisto nos mantenía al corriente de los asuntos del Círculo, pues aunque habíamos huido aun pertenecíamos a la hermandad.

Con el tiempo, la orden se fue haciendo terrible. Una vez dentro de su dominio no había manera de escapar. A través de Calisto, uno de los hombres que se mantenía en el poder, dio con nuestro paradero.

Se llamaba Limuar.

Yo noté por sus constantes viajes a mi casa, que algo había llamado su atención.

Cuando hablaba, miraba a Nereida con los ojos inyectados en una pasión furiosa que él llamaba amor. Le dije que ella y yo estábamos casados pero eso no fue impedimento para él. Un día cuando llegué a casa me encontré a Nereida forcejeando con ese hombre tan salvaje. Entonces me lancé sobre él. Le golpeé hasta dejarlo casi sin sentido y cuando recuperó el aliento, huyó de nuestra casa como alma que se lo lleva el diablo.

Ese día nos habíamos creado un enemigo mortal. Pocos días después se celebró una reunión del Círculo a la que habíamos sido citados a través de Calisto. La hermandad chantajeaba a las personas más ricas pidiéndoles grandes cantidades de dinero amenazándolas con la muerte si no cedían. Calisto había sido uno de los desafortunados. Limuar se las apañó para que yo fuera quién debiera ejecutar el castigo a mi amigo. Nunca dudé de que lo había hecho por despecho. Entonces nos negamos a hacer lo que nos pedían.

Era lo que Limuar había querido. Ahora tenía un motivo justificado para ir detrás de nosotros. Nos escribió varios mensajes amenazantes a nosotros también. Fue entonces cuando nos vimos en la necesidad de huir y no decir nada ni siquiera a Travis. Podíamos revelar a ese odioso hombre nuestro paradero y nuestras vidas estarían de nuevo en peligro. Quiso la mala suerte que por entonces la mujer de Calisto se quedara en estado. El pobre hombre, temiendo que la hermandad destruyera toda su familia y matara a su hijo, valiéndose de toda su fortuna consiguió que el rey de Yavish adoptara al pequeño. Además, como el rey no tenía descendencia y su esposa se había quedado infértil al caer por unas escaleras, el niño fue como un regalo caído del cielo. Por fin tendría un heredero que lo relevara en el trono y nadie sospecharía nunca que era ilegítimo, pues el pueblo no se había enterado del incidente de su mujer y achacaban su falta de hijos a que el rey siempre estaba de viaje.

Calistó huyó entonces con su mujer y se ocultó como pudo. Sólo se mantenía en contacto con nosotros a través del mismo código que empleaba la hermandad. Nosotros por nuestra parte nos trasladamos a Winder y cambiamos nuestra identidad.

Un año después nacía Liriel y meses más tarde moría Nereida afectada por el difícil parto. Pasé momentos de terrible soledad. Me había quedado solo con una hija pequeña. Las gentes de Winder se portaron muy bien con nosotros y me ayudaron a criar a mi hija. Estuve tentado muchas veces de escribir a Travis para contarle lo que nos había ocurrido, pero el temor por Liriel más que por mí me hizo desistir en el empeño. Pasaron los años y nuestra vida fue de lo más anónima posible. Yo procuré hacer los menos viajes posibles y a Liriel no la dejé salir nunca de Winder para que nadie la viera, pues con los años se había convertido en una mujercita muy parecida a su madre.

Un desafortunado día me llegó un mensaje de mi antiguo compañero Calisto. La hermandad lo había encontrado. Yo sabía que esto sólo podía suceder si el Círculo descubría que Saryon era hijo adoptivo y a través de él descubrirle a él, pues Calisto se había escondido tan bien como yo y no cabía otra posibilidad. Entonces temí por él y me dispuse a salir a ayudarlo.

Antes mandé a Liriel con mi socio Devin a Henna con el pretexto de que tenía que salir de viaje urgentemente. Quería alejar a mi pobre Liriel de aquellos asesinos de la hermandad. Yo que le había ocultado todo nuestro pasado para que no sufriera como lo he hecho yo toda la vida, me encontraba de nuevo padeciendo miedo por que nos encontraran.

Entonces me desesperé. Estaba cansado de huir continuamente. Me armé de valor y me decidí a hacer frente a los dirigentes de la hermandad. Me enteré de que un carruaje partía de Oranda con destino a Yavish y no tuve la menor duda de que eran ellos, pues la hermandad había estado siempre emplazada en la primera ciudad.

Salí hacia Oranda por la mañana temprano antes de que Liriel se despertara. A medio día intercepté el carruaje entre Jerón y Permand y entonces ataqué. El carruaje llevaba demasiada velocidad cuando yo actué y el cochero salió despedido por los aires, directo a un río que había a uno de los lados del camino. Dentro del carruaje sólo viajaba una persona.

Era Limuar, el máximo responsable de la orden. Me reconoció en seguida y se abalanzó sobre mí. Los dos salimos rodando y caímos en unas zarzas más abajo. Peleamos como dos fieras salvajes. Finalmente yo conseguí hacerle una herida muy profunda. Viendo que iba a matarlo salió huyendo. Yo no lo perseguí. No valía la pena.

Regresé a Winder exhausto y me encontré mi casa vacía. En mi mesa había una nota puesta allí seguramente por Teros que decía que mi hija había salido para Trempos en una misión importantísima y que no me preocupara, ya que estaría entre paladines. Entonces no reparé en que mi antiguo compañero Travis podía reconocer a Liriel, pues aunque nunca le escribí, siempre supe casi con exactitud dónde se encontraba.

Finalmente ayer por la noche recibí un mensaje que creí que era de Calisto, procedía de Trempos. Así que me dispuse a venir hacia aquí a toda prisa pensando que me necesitaba. Esta es la pura verdad. ¿ Acaso creéis vosotros que he debido de actuar de otra manera ?.

Kelmor calló.

La sala se quedó sumida en un silencio casi fantasmal. Nadie habló durante varios minutos. La historia que había contado el padre de Liriel era espeluznate y más terrible de lo que habían pensado todos.

- No, amigo mío. - dijo Travis con el rostro cambiado por la emoción.- Has hecho lo que debías. Lamento que todos te hayamos juzgado como no te merecías. Además, la casa de los Bloshcome os debe ahora un gran favor.

Ariana habló.

- Esta es una buena ocasión para sacar una enseñanza de todo esto.- Dijo.- He aquí el ejemplo perfecto que nos demuestra cuán fácilmente podemos ser engañados por nosotros mismos.

- En efecto.- Intervino Egolas también conmovido por la historia.- Siempre tenemos algo que aprender.

Se hizo otro silencio, esta vez más corto.

Ulquier se pronunció.

- Señor, todavía hay algo que me gustaría preguntarle.- Dijo.

- Adelante.- Concedió Kelmor.- Quisiera que todo quedara claramente explicado.

- Veréis.- Comenzó.- Nosotros los paladines fuimos contratados para salvaguadar el carruaje de posibles agresiones. ¿ Queréis decir que quién nos contrató pertenecía a esa hermandad ?.

- Ignoro por completo todo cuanto se refiere a vuestras idas y venidas.- Dijo Kelmor.- Pero estad seguro de que siendo el que viajaba en el carruaje Limuar, así habrá sido sin duda alguna.

- ¡Por Kiril que habíamos sido contratados por asesinos !.- Exclamó Egolas llevándose una mano a la frente.- Querían que ese mensaje falso llegara a su lugar de destino para provocar una guerra. ¡Y nosotros éramos sus custodios !. Si no llegáis a intervenir, la orden de los paladines hubiera sido terriblemente mancillada y nosotros hubiésemos sido los responsables de una muerte.

- En parte sí, pero sólo indirectamente.- Repuso Kelmor.- La verdadera culpa hubiera sido indudablemte del mismísimo Limuar. No os carguéis con las fechorías de otros. Si yo siguiera vuestro mismo razonamiento, Sir Egolas, estonces yo también sería responsable de la misma pues no maté a Limuar cuando tuve la ocasión de hacerlo, hace ya muchos años.

- Tengo otra duda, señor.- Dijo Ulquier atando cabos.- ¿Cómo hicisteis para deshaceros del carruaje de manera que no quedara ninguna huella en el camino ?. Nadie ha podido encontrarlo por más que se ha buscado.

- No fue fácil.- Dijo Kelmor.- ¿ Sabéis cómo se cazan las bestias ?. Las grandes bestias me refiero.

- Lo ignoro.

- Pues se emplea un mecanismo muy sencillo pero laborioso y complicado.- Explicó Kelmor .- Es necesario hacerse con una gran red y fijarla en un lugar que resista el peso de la bestia. La red se deja abierta por su centro y sus extremos se atan con fuerza en la zona elegida. Luego se cubre su superficie para camuflarla y se coloca un resorte sensible al tacto con la red de manera que si algo la toca por su centro, la red se cierra y se eleva en el aire apresando a la bestia. Es así de sencillo.

- Ya. Pero, ¿ Dónde está el carruaje ?.- Preguntó Ulquier todavía dubitativo.

- Os lo acabo de decir, señor.- Kelmor señaló con uno de los dedos el techo de la sala.- Está en el mismo sitio que estuvo siempre desde la última vez que tocó la tierra. Sólo que a unos metros por encima.

- ¿ Queréis decir que un carruaje tan pesado ha quedado sepultado entre las ramas de los árboles ?.- Dijo Egolas asombrado. Desde luego él había estado allí y ni por asomo había mirado hacia arriba.

- Sí. Ya os he dicho que el proceso es muy complejo y que se necesita emplazar bien la red.- Aclaró Kelmor.- Yo escogí bien la zona antes de montar la trampa. Los árboles era lo suficientemente fuertes y espesos para soportar el peso del carruaje.

- ¿ Y qué ocurrió con el cochero ?.-Dijo Ulquier.

- Cayó del pescante al activarse la trampa. Nadie pudo evitar que el desdichado se rompiera el cuello al caer y que su cuerpo rodara hasta llegar al río.

- ¿ Y qué hay del caballo que tiraba del carruaje ?.- Dijo Egolas.

- Los arneses se desengancharon al activarse la trampa y éstos salieron huyendo. Después borré las huellas que había en el suelo con unas hojas secas que encontré, me subí a mi caballo y me marché.

Los compañeros no hicieron ninguna otra pregunta. Sin embargo a Ulquier se le ocurrió que Kelmor ignoraba algo.

- Nos habéis dicho que ese tal Limuar buscaba la muerte de Calisto.

- Sí.

- Pues creo que, en eso, os equivocasteis.

- ¿ Qué queréis decir ?.- Esta vez fue Kelmor quien se sorprendió.

- Muy sencillo.- Le explicó.- Sir Lenn, el superior de los paladines de Jerón me escribió una carta hace poco diciéndome que se había encontrado cerca del lugar una carta escrita por el hijo del rey de Yavish, Saryon, afirmando en ella que se iba a quitar la vida.

- Eso es mentira.- Respondió Kelmor.- Debe de tratarse de una artimaña de la hermandad, aunque no entiendo qué ganaban con ello.

- Pues yo creo tener una respuesta a eso que os sorprenderá. En realidad, como decís, se trataba de una argucia de la hermandad para provocar una guerra a través de esa muerte que vos habéis evitado.- Dijo Ulquier.- Y apuesto a que ignoráis que el asesinato no iba dirigido contra el padre de Saryon, sino contra él mismo.

-¡ Qué me decís !. ¡ La muerte su hijo !.- Exclamó.- ¡ Y además querían provocar una guerra !. La hermandad esta vez a ido demasiado lejos.

- Por suerte, todos hemos llegado a la conclusión de que la guerra no hubiera llegado producirse ni aunque Saryon fuera asesinado.- Continuó Ulquier.- Las relaciones entre ambas ciudades implicadas es demasiado buena para ello, y el documento falso es también difícil de creer.

- ¡ Malditos miembros de la hermandad!. ¡La destruiré por completo aunque sea lo último que haga en mi vida. !.- Retumbó la voz de Kelmor con furia.

Todos callaron.

La conversación se prolongó toda la tarde hasta que se aclararon todos los puntos oscuros de tan dramático asunto.

Ulquier hizo que Jumar preparara una habitación para Kelmor. Se había hecho demasiado tarde para que este emprendiera el regreso hacia Winder. Liriel y su padre pasaron en vela casi toda la noche hablando y hablando sin parar.

Ya por la mañana Jumar preparó un sólo caballo. Ulquier, Travis , Egolas y Ariana salieron al patio para despedirse de Kelmor...o Boreas, dependiendo de cómo se mirara.

Fue una despedida corta y sentimental. Liriel no pudo evitar que se le humedecieran los ojos cuando miró a su padre de nuevo camino a su casa. Esa casa que ella todavía no vería, pues había aceptado quedarse con el maestro Travis para que la instruyera en arte de la magia y así poder ser una sacerdotisa, como su madre.

Las grandes rejas de hierro se abrieron y el hombre salió lentamente del castillo.

Ariana puso una mano sobre el hombro de Liriel para darle fuerzas. Está se comportó con más entereza de lo que había ella misma pensado. Atrás quedaba de nuevo su pasado y delante lo desconocido. El destino.

Su destino.

Atrás, Habían pasado ya cinco días desde Kelmor se fuera.

Ariana ya no se encontraba sola desde que habían regresado del viaje. Egolas había estado constantemente a su lado y ella estaba aprendiendo a ver su vida a través de un cristal más radiante.

Era por la tarde cuando Ariana entró en la habitación que Ulquier usaba como despacho.

Travis estaba con él.

- ¿ Qué haces hermano ?.- Le preguntó ella.

- Escribo una carta a Sir Lenn explicándole todo lo que nos contó Kelmor.- Le contestó.- Si sus cartas me sorprendieron a mi, esta no hará menos con él.

Ariana se sentó en una silla y dejó que Ulquier terminara la carta. Miró a Travis.

- Maestro.- Lo llamó.

- Dime, querida.

- He estado pensando en la carta que le enviasteis a Kelmor como reclamo para que viniera.- Le dijo ella meditabunda.- ¿Qué le decíais exactamente ?. ¿Por qué creyó Kelmor que era otra persona quien le escribía ?.

Travis sonrió.

Metió una mano en un bolsillo y sacó de él una bola de papel. La alisó con las dos manos y se la entregó a la mujer.

- Probad, Ariana, si sois capaz de leerla.- dijo sin dejar de sonreír.

La carta que le había entregado no contenía ni una sola palabra. Todo en ella eran símbolos :




- Si recordáis el código que os enseñé antes - Le dijo Travis.- veréis que aquí dice :

VEN INMEDIATAMENTE.

Ariana cayó al instante en que Kelmor no había podido negarse puesto que había pensado que aquel mensaje había sido escrito por su antiguo amigo de la hermandad, el único que conocía ese código.

Ahora si que lo entendía todo. Ariana ya no tenía más dudas.

- Ariana.- La llamó Ulquier.- ¿ Me harías el favor de entregar esta carta a Jumar para que llame en cuanto pueda a algún emisario ?.

- Claro, Ulquier.

Ariana tomó la carta y salió de la habitación.

Encontró a Jumar en los establos, atendiendo a los caballos.

- ¿ Estáis muy ocupado ?.- Le preguntó ella amablemente.

- Más de lo que debería.- Le dijo Jumar simulando estar harto de trabajar.- Gracias a Dios la señorita Liriel siempre ronda a mi alrededor preguntando en qué puede ayudarme. Una gran muchacha. Lo supe desde que entró por las puertas del castillo, sí señora.

Ariana sonrió.

- Tenéis razón. Es una joven encantadora.- Y añadió.- Además, será una buena sacerdotisa. Travis ha visto en ella el mismo potencial que tenía su madre.

- Sí,- Jumar asintió.- El río ha vuelto a su cauce. El maestro Travis vuelve a su antigua profesión y por fin puede enseñar aquello para lo que ha estado siempre dotado. Y vos señora - Le dijo permitiéndose un desliz -, por fin habéis abierto vuestro corazón.

Ariana besó a Jumar en la frente y se introdujo de nuevo en el castillo.

Respecto a Liriel y lo que aconteció después...

Bueno, eso ya es otra historia.






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El Círculo del Poder - Capítulo 11







EL CIRCULO DEL PODER


Capítulo 11 - Mensajes Reveladores







Egolas se sentía inquieto con aquella calor. Se había despertado hacía rato. Ulquier roncaba plácidamente a su lado, boca arriba y con los brazos en cruz.

Sin saber por qué Egolas se acordó de Liriel.

Desde que llegara al castillo apenas había conversado con ella y cuando había conseguido una cita para intimar más, había tenido que anularla.

De hecho, se las había apañado para mantenerse casi apartado de la muchacha.

La había conocido siendo una joven tímida. No es que ahora fuera muy distinta, pero había más serenidad en ella. Le agradaba más que antes. Sin embargo había algo que le impedía, de alguna manera, acercarse a ella.

Egolas recordó cuando la vio por primera vez vestida de paladín. Fue todo un espectáculo digno de ver. ¡Qué diferente parecía !...Y sin embargo era la misma de siempre.

Egolas suspiró.

Ahora Liriel iba vestida con un sencillo vestido que le había prestado Ariana. También recordó haberla visto muy hermosa, casi tanto como Ariana. Casi como la mujer paladín.

Sí, Ariana era la respuesta. En presencia de Ariana todo cambiaba. Todo desaparecía. Incluso Liriel. Como habían desaparecido también otras mujeres en su vida.

Ariana era la fuente de la vida para Egolas, pero también de su dolor.

Años atrás había estado enamorado de ella con pasión, pero Ulquier se había interpuesto entre ellos.

Sin saberlo, el hermano había abierto una barrera invisible e insalvable entre la mujer y él. Toda la vida de Ariana daba vueltas alrededor de su hermano y de nadie más. Este había cerrado el lazo invisible muy fuertemente. Tanto, que ni Egolas podía romperlo. Por ello sólo podía perseguir una sombra eternamente y calmar su vació con otras mujeres que se cruzaban en su camino.

Egolas creyó entender por qué se apartaba de Liriel. El paladín no quería que la joven fuese otra de esas mujeres que entraban en su vida y se iban sin dejar rastro.

Liriel era distinta. Tan fresa , tan inocente... No se merecía eso. Liriel se merecía un hombre muy distinto a él. Alguien que apreciara sus cualidades y sobre todo, alguien que la amara por entero y no sólo con una parte de su corazón.

El corazón de Egolas era sólo para Ariana le gustase o no. El paladín estaba convencido de que mientras Ulquier no rompiera ese lazo que mantenía al los hermanos tan unidos, su destino sería irremediablemente la perpetuidad de su presente.

La resignación. El vacío.

Egolas sintió la congoja anidar en su pecho. La opresión era angustiosa. ¡Qué destino más solitario el suyo !. Jamás podría amar a otra mujer. Jamás. Y la mujer a la que amaba se encontraba tan lejos de ser suya...

Sus ojos cansados de permanecer abiertos mirando a la nada se cerraron doloridos. Los ronquidos de Ulquier se hicieron cada vez más lejanos, más suaves.

Egolas volvió a dormirse con una mano cerrada en un puño, cerca de su corazón.

Pasaron tres días más. Los paladines habían esperado pacientemente a que llegaran más noticias mientras ellos seguían buscando la identidad de los que viajaban en el carruaje, como les había pedido Sir Lenn. A pesar de haber indagado en todos los lugares posibles para obtener alguna información, los hombres de Ulquier no habían tenido éxito.

La mañana de ese segundo día llegó un joven solicitando entregar un mensaje en mano personalmente al superior Ulquier. Este último lo tomó en mano y leyó.

El mensaje decía lo siguiente :



“Bien hallado seáis, Sir Ulquier :

Los acontecimientos que voy a relatarle van a sorprenderle con seguridad. En primer lugar, es justo que le comunique que uno de mis hombres ha encontrado esta misma mañana el cuerpo del cochero muerto, cerca del lugar de la desaparición del carruaje. Su cuerpo había caído a un riachuelo de no mucha profundidad. Ha sido necesario que el calor de estos días secara el agua para que lo encontráramos. No presenta signos de violencia ni de haber muerto por ahogo. Más bien parece que cayó del carruaje y que en la misma caída se fracturó el cuello muriendo en el acto. Nadie ha identificado al cochero todavía.

Por otra parte la respuesta de la casa de Bloshcome ha sido impactante. Ahora sabemos que el viaje emprendido por los ocupantes del carruaje tiene mucho que ver con el mensaje que vuestro paladín envió a esta casa.

Lord Bloshcome tuvo la amabilidad de revelarme por carta el contenido del mensaje.

Más o menos venía a decir, que la casa de los Pandúbal lo prevenía contra una posible conspiración que lo afectaba directamente. El hijo menor de los Pandúbal había escuchado por casualidad un rumor inquietante que atentaba contra la ciudad de Seymour. Un carruaje partiría con documentos falsos desde Oranda hasta Yavish instigando el que se produjera una guerra entre esta última cuidad y Seymour. En seguida, escribió el mensaje y se lo entregó personalmente a un paladín llamado Sir Perkal y le hizo jurar que lo protegería con su vida hasta que lo entregase en mano al lord de la casa de los bloshcome, en Seymour. Este, al recibirlo de vuestro paladín, envió a sus mejores hombres de armas para que interceptaran el carruaje e impidieran que esos documentos llegasen a su destino.

Al cabo de unos días, llegaron sus hombres anunciando que no habían visto el carruaje, aunque se habían repartido por los caminos por los que este más probablemente debía pasar.

Nosotros los paladines, fuimos contratados con la orden opuesta :

Proteger el carruaje de posibles ataques, con la excusa - y esto es lo paradójico de la cuestión -, de que en caso de extraviarse, podría producirse una guerra. ¿Quién está detrás de todo esto ?, no lo sabemos. ¿Por qué ha desaparecido el carruaje?.¿ Qué ocurrió realmente ?.Tampoco lo sabemos. Sólo podemos afirmar que quienes quiera que viajasen en ellos han desaparecido junto con los documentos falsos y que estos últimos, al extraviarse, no han producido en absoluto esa guerra inminente de la que tan insistentemente nos previnieron.

Que esos documentos nunca llegaron a su destino, y que la intervención de Lord Bloshcome ha sido del todo innecesaria, pues no han sido sus hombres quienes han detenido el carruaje.

Personalmente, pienso que una disputa interna entre los viajeros fue la causante del aborto de la misión aunque no acierte a comprender cómo es posible que un carruaje haya desaparecido sin más sin dejar rastro.

¿Tienen algo que ver los propios viajeros en la desaparición del mismo ?. ¿Quienes eran y cuántos ?,¿por qué querían provocar una guerra entre ambas ciudades ?, ¿y qué ocurrió realmente cuando se encontraban entre Jerón y Permand ?.

Realmente es un misterio. Aquí acaba todo lo que puedo deciros. Le he relatado todo cuanto sé. Habéis sido de una gran ayuda y os doy las gracias. Ya no será necesario que permanezcáis aquí por más tiempo. Que Kiril os guarde en vuestro viaje de regreso .

Atentamene :


Sir Lenn, de Jenor.”




Ulquier releyó el mensaje por segunda vez para comprender toda aquella información.

Ciertamente la carta lo había dejado sorprendido. Ahora tenía que comunicar todo aquello a los demás paladines y partir de nuevo hacia Trempos.

Su deber allí había terminado, si es que alguna vez lo había tenido.






Cuando todos se habían retirado aquella tarde a dormir una siesta, Travis había permanecido despierto leyendo las ya conocidas historias que Nereida relataba en el libro. Podía recordarlas como si hubiesen ocurrido ayer mismo.

La añoranza de Travis era muy grande. Nunca se había permitido aceptar que la desaparición de la sacerdotisa le había afectado tanto. Se había convencido a sí mismo durante muchos años de que algún día tendrían que separarse. Lo que nunca imaginó fue que ocurriría de aquel modo tan extraño y repentino.

Hubo un tiempo en el que los buscó a ambos hasta que las fuerzas le fallaron. En días desesperados se había dicho que ambos compañeros se habían fugado para permanecer a solas y que todo aquello no había sido nada más que una fuga planeada egoístamente para conseguir intimidad. Pero otros días sabía que aquello no era cierto.

Cuando Travis recibió la carta de Ariana pidiendo que se presentara urgentemente en Trempos tampoco alcanzó a imaginar los motivos que la mujer paladín había tenido para escribirle.

Ver a Liriel allí de pie, a solo dos metros de él, tan parecida a Nereida que le temblaron las piernas...Era algo para lo que no estaba preparado.

Nunca tuvo la menor duda de que Liriel era la hija de Nereida. Ni si quiera durante unos segundos. A la muchacha se le había ocultado el pasado de sus padres por algún motivo que ni a ella misma le había sido revelado.

Ahora compadecía la confusión de la chiquilla y los momentos duros por los que estaría pasando.

Travis había pasado en vela toda la noche rememorando el pasado. Una parte de su ser se resistía a averiguar el porqué ambos compañeros habían desaparecido. Los años habían pasado lentamente y él había sobrevivido a la incertidumbre con dignidad. Ahora, cualquiera que fuese la explicación del hecho no cambiaría su pasado.

El mago, después de haber sufrido la desaparición de sus compañeros había aceptado el ofrecimiento que le había hecho el fundador de la Orden de la Estrella. Sería maestro de paladines. Enseñaría todo lo que había aprendido de la vida y todo cuanto pudiera serle útil a un paladín.

Así habían pasado veinte largos años.

Travis no se reprochó nunca el tomar esta decisión. Ver que podía ser útil a los jóvenes paladines era más que suficiente para él. Transmitir sus conocimientos, llenar el vacío que sentía.

Olvidar. Eso era lo único que quería. Pero, ¿lo había conseguido ?.

De repente, unos golpes llamaron a la puerta sacando de sus cavilaciones al maestro.

- ¿ Quién llama ?.

- Soy yo. Liriel. ¿ Puedo entrar ?.

- Sí, pasad.- Concedió Travis.

Liriel entró temiendo interrumpir al mago en su que hacer.

- Estaba inquieta.- Dijo ella a modo de explicación.- Me preguntaba si habíais descifrado ya las inscripciones.

El maestro se arrellanó en la silla. Inspiró profundamente.

- Estoy en ello.- Dijo él.- Intento familiarizarme con los dibujos. Este código ha sido creado a conciencia para que los personas ajenas a él, en caso de interceptar un mensaje como este, no logren traducirlo.

Liriel abrió mucho los ojos.

- Así que todo nuestro esfuerzo, ¿ha sido inútil ?, ¿no se puede descifrar ?.

- Yo no he dicho eso. - Negó él.- Sólo que necesitaré un poco más de tiempo. Es una tarea difícil.

Se hizo un silencio.

La muchacha suspiró.

- ¿Sabéis ?,- dijo en voz baja.- he estado pensando.

Travis la miró a los ojos.

- ¿ Sobre qué ?.

- Sobre mis padres.

El maestro arrugó la cara en un gesto de preocupación. No creía que fuera saludable que la muchacha andara todo el día cavilando sobre los espinosos asuntos de su familia.

- ¿ Y qué habéis pensado ?.- Le preguntó.

- Pues, he llegado a la conclusión de que tenéis razón.- Dijo ella.- Mi padre me ha ocultado la verdad.

Travis asintió.

Que la joven llegara a esa conclusión era inevitable. Tenía que pasar en algún momento.

- Sí.- Ratificó.- Pero no penséis que ha sido por frivolidad.

- No, ya lo se.- Contestó ella. Ladeó la cabeza.- Habrá tenido sus motivos. Pero he vivido en una mentira.

Travis que había permanecido sentado mientras hablaban se levantó e hizo que Liriel se sentara en la silla. Cuando la tuvo acomodada le habló en voz muy dulce.

- No ha sido una mentira, querida liriel. No tengo la menor duda de que kelmor ha actuado para protegeros de alguien.

- Sí pero, ¿Por qué no iba a contarme a mí la verdad ?.- Dijo Liriel casi al borde de las lágrimas.- Soy su hija. Qué menos que confiar en mí.

- Tal vez no se trate de confianza, Liriel, sino de evitaros algo que pudiera dañaros.

- ¿ Es qué acaso creéis que todo esto no me hiere de igual manera ?.

Travis la atrajo hacia sí y la rodeó con sus brazos.

Liriel se dejó consolar y rompió a llorar desconsoladamente. Las lágrimas corrieron a raudales por sus mejillas. Tanto dolor contenido salía ahora sin ataduras.

Liriel sentía que todo su mundo se venía abajo. ¡Qué más le daba a ella las razones que hubiera tenido su padre !. La realidad era que ella había sido engañada y que ya no podría confiar en él nunca más.

Travis la acunó hasta que la joven ya no tuvo más lágrimas que verter.



Cuando Ulquier comunicó el contenido del último mensaje que había recibido del superior Lenn a los demás, todos estuvieron de acuerdo en volver a Trempos. Al parecer parte del entramado se había solucionado y ellos ya no podían hacer nada allí.

Después de haber buscado infructuosamente a los misteriosos viajantes, Ulquier llegó a la conclusión de que lo mejor que podían hacer era retirarse. Esperarían, como habían hecho hasta ahora, más noticias de Sir Lenn e irían atando los cabos de este escurridizo asunto conforme fueran apareciendo más datos.

Así que todos regresaron, todos menos Yargos.

Este había encontrado un nuevo hogar en Jerón. Decía que era un buen lugar para empezar de nuevo. Que escribiría estupendas baladas y que se convertiría en un bardo famoso.

Tanto los paladines como Ariana estuvieron encantados de perderlo de vista. Ya no tendrían que tomar más remedios contra el dolor de cabeza.

Sin embargo a Liriel, le dio pena perderlo como compañero. Aquel bardo de rimbombantes colores la había hecho reír en los momentos más duros. Liriel le debía mucho y así se lo dijo cuando llegó la hora de la despedida.

- Me alegro de haberte conocido.- Le dijo sinceramente.- Espero que te vaya bien aquí.

Yargos tenía los ojos húmedos y con su pañuelo siempre en la mano, se los restregaba continuamente.

- Yo también, querida. Te echaré de menos.

Liriel le dio un abrazo. El bardo se sonrojó.

- Eres una gran persona, Yargos.- Le dijo ella emocionada.- No dejes que nadie se ría de ti, ni que te insulte. Si alguien no sabe apreciar lo que tiene delante, es porque está ciego.

- Gracias, gracias.- Se sorbió el agüilla que le caía por la nariz. - Pero yo no he hecho nada de especial. Estás exagerando.

- De eso nada.- Negó rotundamente ella.- Me has ayudado siempre con tus palabras alentadoras, e incluso cuando te hiciste cargo de Osses. Tu fuiste quien me animaste a venir aquí y me diste valor. Siempre has sido agradable conmigo y has estado a mi lado cuando me he sentido sola.

El bardo estaba conteniendo las lágrimas con esfuerzo. Las confesiones de Liriel eran demasiado emotivas para un alma tan sensible como la suya.

- ¿ Todo eso he hecho ?.- Dijo entrecortadamente.- Vaya, no tenía ni idea.

Liriel le sonrió.

- Ha hecho eso y mucho más.- Le dijo.- Me alegro por ti porque sé que Jerón está llena de nuevas gentes y nuevos ambientes como tu querías, pero yo también voy a echarte de menos.- Y añadió mirando al perro, que estaba a su lado.- Y Osses también.

El animal, al oír su nombre ladró efusivamente y se puso de pie sobre sus patas traseras. Yargos le cogió las patas para que no cayera al suelo.

- Yo también voy a echaros de menos a los dos.

Osses le dio unos lametones en sus finas y pálidas manos.

- Sí, sí.- Continuó el bardo mientras lo acariciaba en la cabeza.- Eres un buen perro, un buen perro.

Liriel los miró unos instante a ambos.

Desde que ella se fuera con los paladines de viaje, tanto uno como otro se habían hecho inseparables. Incluso cuando Yargos se incorporó a ellos tras seguirlos, Osses había permanecido más tiempo con él que con ella.

- Osses, ven aquí.- Lo llamó.

Al instante, el animal bajó las patas y la miró con la lengua colgando. Tenía la misma expresión de siempre. Liriel lo acarició detrás de las orejas.

- Eres el único perro que he tenido,- le dijo mirándolo a sus almendrados ojos castaños -, pero estoy segura que jamás tendré otro como tu. También has sido una buena compañía y mi más fiel acompañante.

Osses, por toda respuesta, ladró otra vez y miró después a Yargos.

- Sí, Osses.- Le dijo Liriel suavemente.- Quiero que te quedes con él.

El bardo, se llevó el pañuelo a los ojos y estalló en unas escandalosas lágrimas.

- Pero , ¿ qué estás diciendo ?.- Su voz aguda a penas se entendía.- ¿ Cómo vas...a estar tu...sin él ?.- Sollozaba entre palabra y palabra.

- Basta ya Yargos.- Lo reprendió Liriel.- Lo estás haciendo todo más complicado.- Y entonces también ella rompió a llorar.

Cuando pudo controlarse, habló de nuevo.

- Iros ya los dos.- Les dijo con un gesto de la mano. Osses meneó el rabo y se la lamió.- Cuidaos los dos.

Yargos dejó de gemir y llamó al perro a su lado. El animal no supo qué hacer y se quedó en medio.

- Vete.- Lo animó Liriel.- Cuida de él.

- Gracias, Liriel.- Pudo decir él por fin.- Soy yo el que te debe mucho.

- Ya dices tonterías otra vez.

- No. Es verdad.- Dijo, y se sonó la nariz con el pañuelo.- Eres la única persona que me ha soportado a su lado más de dos minutos seguidos. - Reconoció.- Ojalá esa mujer paladín aprendiera de ti un poco de cortesía. Seguro que está celebrando ahora mismo que me marcho.

- Bueno, Yargos.- Le hizo notar ella.- La verdad es que no has sido del todo simpático con ella, siempre te has quejado de algo cuando estaba cerca. Además, las personas somos todas distintas, como tu dices : “ En la variedad está el gusto”.

El bardo asintió.

- Tienes razón, querida Liriel. Tienes razón.

Liriel retrodeció un poco.

- He de irme ya. Me están esperando.

El bardo asintió de nuevo y se atrevió a devolverle el abrazo.

- Sí, vete ya. Será lo mejor. - Miró a Osses, que finalmente había optado por ponerse a su lado.- Y no te preocupes. Lo cuidaré bien.

- Lo sé.

Liriel se giró y comenzó a andar en dirección a su montura, que estaba a unos diez metros de ella. No se dio la vuelta en ningún momento - no se atrevía -, ni siquiera cuando montó en ella y se reunió con los demás paladines.

Liriel espoleó a su montura y el animal emprendió un trote corto, siguiendo a los otros caballos. Pasados unos segundos, tras ella a lo lejos, un aullido largo hendió el aire. Luego, a este le siguió otro y luego otro más.

Liriel lloró en silencio.

Lloró amargamente por lo que dejaba atrás, más sabía en el fondo de su alma que había obrado bien. Su corazón, sin embargo, se había partido en mil pedazos por el dolor y las lágrimas le quemaban el rostro.

¿ Acaso sería ese su destino ?, ¿ separase de todo los que quería ?.

Durante todo el viaje hacia el castillo, Liriel dio vueltas a algo que le había dicho anteriormente el bardo. Este siempre, con sus palabras aparentemente sin sentido, había dado sin embargo sentido a muchas cosas en su vida.

En su mente, aún sonaban aquellas frases que le dijera por las calles de Trempos :

“ Tu no eres de las que se dan la vuelta a la primera de cambio..., atrévete..., ¡ Es el destino, querida !. Es el destino lo que te ha traído hasta aquí.”

Y así, rodeada de pensamientos y sentimientos, Liriel encontró el valor para recorrer otro nuevo sendero de su vida.




Un día como otro cualquiera un nuevo mensaje de Sir Lenn llegó a manos de Ulquier. Como habían supuesto, el asunto iba desenredándose poco a poco. El paladín lo leyó en su habitación, esta vez a solas. Decía lo siguiente :




De nuevo os saludo, Sir Ulquier :

Os vuelvo a informar de más noticias que seguramente le serán de interés. Este asunto se va aclarando por momentos. Me dispongo a relatarle un nuevo suceso ocurrido ayer mismo. Se trata de un hallazgo realizado por una chiquilla de la misma ciudad de Jerón.

La niña, acompañada por su padre se presentó ante mis paladines pidiendo una audiencia. Cuando los tuve ante mí, el padre me entregó un documento de vital importancia.

Al parecer su hija había estado jugando en el mismo lugar de la desaparición del carruaje durante esos días y lo había encontrado oculto en los ramajes. Os escribo a continuación su contenido que también os sorprenderá como anteriormente supongo que lo hizo el último mensaje que os envié.

Dice así :

No puedo soportarlo por más tiempo, padre, y os pido perdón. Vivir me produce más dolor que habitar en los infiernos a los que sin duda iré. Nunca me he atrevido a deciros nada pero ya es hora de que lo deje por escrito ya que no puedo enfrentarme a vos cara a cara y deciros la verdad.

Me avergüenza confesar esto pero no tengo alternativa. Ya que voy a morir pronto, dejaré en estas líneas lo que mi alma ha llevado oculta todos estos años. ¿ Recordáis a mi prometida ?. Aquella dulce muchacha que jamás llegó a ser mi esposa por una muerte repentina. Yo os diré por qué murió realmente. Yo la maté.

Sí, lo hice y me avergüenzo. Pero me pregunto si otro hombre no hubiera hecho lo mismo que yo de encontrarse en mi lugar. Sí, padre, un día la encontré en los brazos de otro. En los brazos del hijo de lord Bloshcome. No pude soportarlo. ¿ Me odiáis por ello ?. Yo lo hago ahora. Sin embargo callé mi asesinato por que no podría enfrentarme a vuestro juicio. Como mi vida no tiene ningún sentido, he decidido quitármela.

Perdonadme padre. Espero que mi prometida allí donde esté lo haga también ahora que muero para redimirme de mi error.

Príncipe Saryon Bane, de Yavish.



Eso era lo que contenía el documento. Como bien sabemos se trata de una falsificación. Tal vez uno de los ocupantes del carruaje planeó la muerte del príncipe de Yavish y pensaba dejar a su lado esta nota simulando un suicidio.

Por supuesto hemos contactado con Lord Bane y nos ha confirmado como supusimos desde un principio, que su hijo se encuentra perfectamente y que para nada tiene en mente el suicidarse. Ambos hombres niegan el contenido de este documento y piden que sigamos investigando en este asunto, pues están muy preocupados.

Se han tomado las debidas precauciones para que el príncipe no sufra ningún atentado. Este documento ciertamente podía haber creado una reyerta entre ambas ciudades aunque creo, entre nosotros, que el hijo menor de los Pandúbal exageró en las consecuencias del mismo. Ciertamente se hubiera provocado una desgracia, pero la posibilidad de que este escrito, tras la muerte del príncipe, fuera el causante de una guerra, es remota. De todas formas debemos dar gracias por que el carruaje no haya llegado a su destino. Con ello se ha salvado la vida del príncipe Saryon que sin duda hubiera muerto asesinado por los malhechores.


Sir Lenn , de Jenor.



Cuando Ulquier hubo terminado de leerlo, dobló la hoja y se la guardó. El asunto estaba prácticamente resuelto. Ahora tenía que asimilar lo que había leído y buscarle un sentido lógico, aunque ya no le preocupaba tanto si lo conseguía o no.

Sir Lenn ya se hallaba de nuevo libre de responsabilidades, pues aunque aún habían muchos puntos oscuros en aquel suceso, todo lo sucedido daba a entender que ya no ocurriría ninguna tragedia. Que esta había sido frustrada por motivos que a él y a los demás se le escapaban. Pero que al fin y al cabo ya podían todos ellos descansar, siempre y cuando se mantuviera una escolta prudencial cerca del príncipe Saryon de Yavish para protegerlo de otros posibles atentados.

Por su parte, Ulquier, ya había conseguido de nuevo la tranquilidad.

En el fondo, deseaba que nadie más los contratara hasta que hubieran pasado una semanas y pudieran por lo menos recuperar las fuerzas y el ánimo. Este suceso los había beneficiado en muy poco. Además de no haber obtenido ningún pago debido a los imprevistos que habían interrumpido la misión, Ulquier había tenido que desplazar a todos sus hombres y ponerlos a trabajar igualmente que en cualquier otro caso. Esto le había supuesto un gasto monumental de dinero contando los desplazamientos de más de una docena de hombres con sus monturas, los pagos por las noches pasadas en la posada de “Manos rojas”, el dinero invertido por los paladines para obtener información, además de haber tenido la carga moral del cuidado de las mujeres y de aquel extraño bardo amigo de la joven.

En definitiva, lo único que quería ahora era descansar y olvidarse de que todo esto le había ocurrido.





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